En el día a día de los diseñadores, muchas veces nos encontramos con términos que, a priori, parecen semejantes pero en la práctica no lo son. Seguro que los términos Design Thinking y Design Sprint te los has encontrado en algún proyecto pero, ¿sabes realmente diferenciarlos? No te preocupes, sabemos que a veces es complejo definirlos con exactitud, así que queremos echarte una mano.
El design thinking y el design sprint son enfoques innovadores que buscan mejorar la resolución de problemas y la creación de productos. Ambos métodos se centran en la empatía, la iteración y la colaboración para impulsar la creatividad y la eficiencia en el proceso de diseño.
Qué es el Design Thinking
Llamamos Design Thinking a la metodología que está enfocada en proponer ideas innovadoras. El objetivo principal de esta metodología es dar soluciones eficaces a las necesidades de los usuarios.
Por tanto, no se trata simplemente de la estética visual de un producto; es un enfoque holístico que pone al usuario en el centro del proceso de diseño. A través de la creatividad y la empatía aborda problemas complejos y desarrolla soluciones innovadoras. De esta forma integra la funcionalidad, la viabilidad técnica y la viabilidad del negocio.
Qué es el Design Sprint
Esta metodología fue ideada por Jake Knapp en el año 2010 cuando trabajaba en Google Ventures. Está basada tanto en el design thinking como en otro tipo de metodologías ágiles, de tal forma que se condensa en un periodo de tiempo mucho menor.
El Design Sprint no está centrado solamente en la rapidez; es un proceso estructurado que permite a los equipos resolver problemas y validar ideas de manera rápida y efectiva.
Es una metodología ágil de colaboración que integra el proceso de diseño en un marco de tiempo corto, generalmente cinco días, permitiendo la resolución rápida de problemas y la toma de decisiones basadas en datos.
Principales diferencias entre Design Thinkin y Design Sprint
Las diferencias clave radican en la duración y la estructura. Mientras que el design thinking es un enfoque más flexible y continuo, el design sprint tiene un marco de tiempo fijo de cinco días con actividades específicas para cada día. El design sprint se utiliza para tomar decisiones rápidas y validar ideas, mientras que el design thinking es un proceso más extenso y adaptable.
Fases del Design Thinking
Las fases del Design Thinking se encuadran en un marco estructurado que guía a los diseñadores de productos desde la comprensión del problema hasta la implementación de la solución.
- Empatizar: Comprender profundamente las necesidades y deseos del usuario a través de la observación. En esta fase podemos utilizar herramientas como entrevistas, encuestas, focus groups o mapas de empatía, por ejemplo.
- Definir: En esta fase se define claramente el problema basándose en los hallazgos de la fase de empatía, estableciendo un enfoque específico y marcando siguientes pasos.
- Idear: Generar ideas creativas y soluciones potenciales sin restricciones, fomentando la libre expresión de conceptos innovadores. Este es el momento de abrir el abanico y salirse fuera de la caja para proponer soluciones innovadoras, por lo que el trabajo colaborativo se hace fundamental.
- Prototipar: Desarrollar prototipos rápidos y para visualizar y probar conceptos, permitiendo iteraciones rápidas. En esta fase lo importante es fallar rápido para dar con la mejor solución al problema.
- Testear: Una vez implementamos las soluciones, recibiremos feedback del usuario mediante pruebas de prototipos, y podremos ir iterando en el producto para ir ajustando lo que consideremos necesario. Aquí te contamos qué es un Test de usuarios y cómo puedes crear el tuyo.
Fases del Design Sprint
- Día 1. Definir: Una vez se ha comprendido el contexto y se ha definido el problema principal, se realizará una investigación para determinar el enfoque. Para ello podremos apoyarnos de herramientas como mapas de empatía, encuestas o user journey, entre otras.
- Día 2. Idear: Generar soluciones creativas y explorar diversas perspectivas para abordar el problema. Esta fase debe ser muy ágil, en la que cada miembro del equipo propondrá soluciones mediante bocetos. También se podrán cambiar cosas si se considera necesario.
- Día 3. Decidir: Seleccionar la mejor solución a través de votación y análisis crítico. Es importante tener en cuenta los posibles problemas o fricciones que nos podamos encontrar en el futuro que afecten a los usuarios o al negocio.
- Día 4. Prototipar: Nos ponemos manos a la obra. Aquí se crean los prototipos de alta fidelidad, basándonos siempre en las decisiones que se han tomado previamente.
- Día 5. Testear: Una vez tenemos definido nuestro producto, realizaremos pruebas con usuarios reales para saber si la solución que hemos desarrollado funciona o necesita de algunos cambios.
Ejemplos de Design Thinking y Design Sprint
El Design Thinking es una metodología que puede aplicarse a prácticamente cualquier proyecto, aunque resulta especialmente interesante cuando detectamos una necesidad clara en nuestro cliente, como por ejemplo, una bajada de la conversión o el potenciar una mejor experiencia de usuario.
Para que te hagas una idea, empresas como Airbnb, BBVA, Ubereats o Apple han utilizado esta metodología para mejorar sus apps, plataformas o productos.
En el caso del Design Sprint, es especialmente relevante en proyectos que pueden suponer un alto coste a la hora de llevarlo a cabo, ya que de esta manera podemos centrar el foco e iterar antes de “lanzarnos a la piscina”. También resulta muy útil en aquellos proyectos que están atascados, porque facilita al equipo tener un rumbo claro y desbloquear puntos clave.
Conclusiones
Actualmente el Design Thinking sigue siendo un componente esencial del diseño de productos, promoviendo la innovación centrada en el usuario.
Al adoptar una mentalidad de Design Thinking, los diseñadores pueden enfrentar los desafíos con creatividad, empatía y eficacia, creando productos que no solo son visualmente atractivos, sino también funcionales y significativos.
Asimismo, el Design Sprint es una metodología esencial para la innovación rápida y la toma de decisiones fundamentadas en el diseño de productos.
Adoptar esta metodología no solo acelera el proceso de diseño, sino que también fomenta la colaboración y la creatividad, resultando en productos más sólidos y orientados al usuario. Al aplicar Design Sprints, los equipos pueden superar los desafíos de diseño de manera efectiva, asegurando soluciones viables y centradas en el usuario.
Ambos enfoques, design thinking y design sprint, ofrecen herramientas valiosas para abordar problemas de diseño y encontrar soluciones innovadoras. La elección entre uno u otro dependerá del contexto, los objetivos y las limitaciones temporales del proyecto. La combinación de ambos métodos puede proporcionar un enfoque integral para la resolución creativa de problemas en el diseño.
En Bisiesto Estudio somos expertos en aplicar estas dos metodologías en diferentes proyectos según sus necesidades, así que si tienes un proyecto entre manos, contacta con nosotr@s y te ayudaremos a enfocarlo de la mejor forma posible. 💛
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